(1743-1815)
Apóstol de Nápoles
Es
el tercer santo barnabita: Lo canonizó Pío XII el 28 - X - 1951. Había nacido en 1743 en Arpino (sur de Italia),
célebre por ser la patria de M.T. Cicerón y del triúnviro C. Mario
HOMBRE DE SU
TIEMPO
Los acontecimientos que agitaron y conmovieron su
época, lo encontraron espectador atento
y … dolorido; nunca ausente o indiferente.
Siguió con su mirada de vidente los fulgurantes
triunfos de Napoleón, predijo sus derrotas, vio palidecer y ponerse definitivamente
su estrella en 1815.
En el “siglo de la Ilustración”, tan anti-eclesial
y antipapal (Pío VII es llevado prisionero a Francia), mantuvo la mirada
constantemente fija como Faro orientador en la Cátedra de Pedro.
Alma de asceta, hombre de
cultura y de gobierno, supo armonizar elegantemente la contemplación ("mi
querida y amada soledad") con una agobiante acción caritativa.
Profesor de filosofía y
matemáticas en nuestros colegios, catedrático de teología en la universidad,
hubiera podido cosechar laureles. Renunció a dos ofrecimientos de sedes episcopales,
prefiriendo la entrega directa a las almas.
Religioso observante, amó
la Congregación con amor entrañable. Sufrió lo indecible cuando las leyes
suprimieron las Congregaciones Religiosas. Su vida, sin embargo, mantuvo el ritmo de antes; en la fidelidad
más plena a su Regla de Barnabita. A más de 30 años de
distancia, volvía a escribir la fórmula de su profesión Religiosa.
DONES CARISMÁTICOS
Los
milagros florecieron a su paso. Levantó su mano bendiciente contra la violencia
de la lava devastadora del Vesubio y ésta... milagrosamente se paró
(22.XI.1804). Una pequeña ermita da fe del hecho.
Cuando
celebraba, parte del pan y del vino consagrado desaparecía e iba a comulgar a
la terciaria alcantarina Santa Mª Francisca de las Cinco Llagas, a quien le
unió una cristalina y santificadora amistad. Cómo no pensar en los clásicos
ejemplos de S. Jerónimo y Santa Paula, San Francisco de Asís y Santa Clara,
Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, San Francisco de Sales y Santa
Francisca Fremiot de Chantal.
A
menudo, el dinero se le multiplicaba entre las manos cuando hacía falta
solucionar situaciones delicadas y urgentes. Como San Felipe Neri (el
"Apóstol de Roma"), tuvo transverberación. Un rayo, salido desde la
Hostia solemnemente expuesta, traspasó su corazón en la Iglesia de las
Dominicas, en Pentecostés de 1800.
Anunció,
a cuantos le rodeaban en su celda, la muerte en la lejana Santa Anastasia, del
novicio barnabita y discípulo suyo, el Venerable Francisco Mª Castelli
(1752-1771).
UNA… BUTACA
Pasó los últimos años de su vida tendido en la cama
o clavado en la butaca. Un servidor vio desfilar delante de ella, rozándola con
la mano, cientos de estudiantes, por la mañana, antes de entrar en el colegio.
Las
piernas, hechas toda una llaga, hinchadas y pesadas como cobre. Se lo había
predicho su santa amiga: ¡"Cuánto tendrán que sufrir estas piernas"!.
Fueron
11 años de martirio, de auténtico calvario, llevados con paciencia inalterable
y gozosa conformidad: "Señor, aumenta mis dolores, pero acrecienta los
dones de tu gracia", "Señor, te alabo te doy gracias, quiero padecer
por Ti". Se firmaba: "Francisco de la cruz de mi Jesús".
La Misa se transformaba en una sorpresa que se
repetía cada mañana. Pues sólo durante la celebración de la Eucaristía, podía
tenerse de pie sobre sus piernas, sin ayuda alguna. "Cuando oigáis que
ya no celebro, decid que he muerto".
EL “APÓSTOL DE NÁPOLES”
Samaritano bondadoso e
incansable por las calles de su "Nápoles". Se hizo
"mendicante" para aliviar y solucionar problemas que no admitían
demora. El dinero llegaba en el momento oportuno a veces, por caminos...
misteriosamente sorprendentes. Mucho, muchísimo dinero paso por las manos de
este Padre barnabita, tan bueno y desinteresado.
Pasillos y salas de los
hospitales de la ciudad conocieron su negra sotana, su sonrisa abierta y
bondadosa, su palabra consoladora, su mano bendiciente. A veces, tuvo que
alejarse rápidamente, casi... huyendo, cuando estallaba la alegría de quien, al
contacto de su mano, había recobrado repentinamente la salud.
Sin embargo, es sobre todo en el ministerio de la
reconciliación y dirección espiritual donde destacó como guía finísimo,
orientador seguro, forjador de almas.
Todo Nápoles desfilaba ante él:
pueblo humilde y sencillo, nobleza y hombre de ciencia y cultura; obispos,
reyes y princesas...
Literalmente sitiado y …comido
por cuantos llamaban a su celda ininterrumpidamente o se agolpaban ante su
butaca, con su carga ardiente de dolores, dramas, ansias y preocupaciones...
Su celda de Santa María en
Cosmedin se volvió en "Hospital de almas" y en una nueva y original
“cátedra”, desde donde el barnabita enseñaba, orientaba, iluminaba..."Me
hice todo a todos... Todo lo hago por el Evangelio" (1 Cor. 9, 22-23).
OCASO… LUMINOSO
Clavado a la cruz de su butaca,
hacía suyo el grito de Pablo: "Deseo deshacerme para estar con
Cristo". Purificado por el dolor, sublimado por el amor, con el cuerpo
deshecho y el alma intacta, se preparaba al despego final. Y esto llegó en la
mañana del martes 31 de enero de 1815.
Para todos los que, de cualquier
manera, gravitan hacia nuestro mundo barnabita, llueva la bella bendición de la
dulce y amable figura del "Apóstol de Nápoles", austero consigo
mismo, indulgente y comprensivo con los demás.