"BARNABITAS ESPAÑA"


SERMONES

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PRESENTACIÓN

Quien, al término de una lectura de los Sermones de San Antonio Mª Zaccaría  se preguntase, prescindiendo de consideraciones de técnica filológica, a que corriente de espiritualidad pertenece el Escritor, difícilmente podría encontrar una pronta respuesta y bien definida.

Los Sermones no son un tratado de ascética y tampoco un conjunto de conferencias religiosas que responden a un esquema  preestablecido, según una lógica de vida espiritual.

Flor

Son discursos de variado argumento moral, que el Fundador de los Barnabitas tiene en los primeros años de su apostolado, sobre todo al núcleo aristocrático de la sociedad de su tiempo: un documento precioso, del lado histórico, que sirve para ilustrar la obra realizada por los Santos durante el período de la Reforma Católica Pretridentina y que, junto a otros textos, puede bien iluminar la forma peculiar de espiritualidad que se fue deliniando en la Época del Renacimiento.

Eran tiempos de la “Devotio Moderna”, del Humanismo Cristiano, del Evangelismo.

En los Países bajos, sobre los pasos de la antigua tradición creada por Ruisbroeck y por Juan Groot, había nacido el movimiento de los Hermanos de la Vida Común, con la clara tendencia a obrar en profundidad sobre el individuo mediante coloquios, correspondencia epistolar, lecturas privadas, conocimientos personales, amistades, instrucción de la juventud en la escuela.

Parecía que el Humanismo con su valorización del individuo hubiera conferido un particular color a la espiritualidad de los grupos más representativos en el campo del apostolado, donde se notaba la tendencia a evitar el acento muy vivo puesto sobre el aspecto organizativo y legal de la oración y de las obras, para volver, en vez, a las fuentes, para interrogar la propia conciencia, para conversar con Dios en la intimidad del alma.

A la vida cenobitica propiamente dicha se prefiere el “Método” que hace encontrarse a los Hermanos de la Vida Común solo para adiestrarse al apostolado social. Y los puntos fundamentales del Método eran la Meditación sobre la Pasión de Jesús y los “Exercitia Spiritualia”,  que querían ser  educación y dominio de todas las facultades del hombre, con el fin de alcanzar una mayor comprensión de las necesidades del tiempo y de una más rápida agilidad en las obras del bien.

A este movimiento místico –en el que es fácil el deseo de una teología vivida con la  imitación del Dios Encarnado, en Su vida apostólica y en sus Dolores, y de una conducta cristiana simple, evangélica, sin la rémora de un pesante legalismo-,  se añade  el estudio de los Padres, la lectura directa del Antiguo Testamento y, sobre todo, del Evangelio y de las Epístolas de San Pablo (“el verdadero amigo de Dios” – pag. 144)

Los doctos, como Lefèvre de Etaples, cuidaban las versiones sobre el texto hebreo, griego,, latín,  de manera que se difundía largamente en el pueblo: propaganda de la Palabra de Dios a la que se interesaban los personajes más ilustres del tiempo, como, por ejemplo, Margarita de Angouleme, de sangre real, que Pablo III admiró, “si docte et si sainte” por haber querido, entre otras cosas, poner en verso todo el Evangelio, de hacerlo más audible y musical para la gente humilde de la ciudad y de la campiña.

Evangelismo se llama a aquel movimiento de intensa vida espiritual, que se encuentra en el período del tardo Humanismo y del primer Renacimiento, y que tiene como característica el estudio del documento bíblico, acompañado de una consciente austeridad de costumbres.

Así, en aquel que era el signo de los tiempos –descubrimiento del mundo antiguo a través de códices, y consecuentemente nueva concepción de vida- se encuadra la espiritualidad del Círculo de Maux y como jefe el Obispo de Briçonet, el Oratorio del Divino Amor de Roma y en el Círculo de la Eterna Sabiduría de Milán, del que formó parte el mismo rey Luis XII de Francia, el futuro Papa Pío V, nuestro San Antonio María Zaccaría, con sus nobles compañeros Bartolomé Ferrari y Jaime Antonio Morigia.

En una palabra, es la instancia humanística, que es “orientada” en sentido cristiano por los Santos de la Reforma Pretridentina.

Quien lee, por lo tanto, por segunda vez, los Sermones, notará las frecuentes citaciones de la Biblia, y sobre todo de las Epístolas de San Pablo: alimento, este, que gusta a los Humanistas cristianos que encontraban en el Convertido de Damasco una potente personalidad en lucha, por la Cruz, con el Paganismo oficial; así como las almas de los Santos sentían la necesidad de abrazar la Cruz para llegar a ser escándalo a los ojos del mundo que andaba drásticamente despertado de un sueño de muerte.

San Antonio Mª Zaccaría, como es sabido, es el Santo de la Eucaristía,  - de la Devoción a Jesús Crucificado según el modelo de San Pablo Apóstol, - de la predicación al Pueblo, - de la asistencia a los Hospitales, - de la Reforma del Clero y de las comunidades Religiosas, - de las públicas mortificaciones.

Es considerado también uno de los  .... de la Acción Católica, por su apostolado Laico de joven médico, y, sobre todo, por el ejemplo de una vida hecha voluntariamente humilde y penitente, después de la renuncia a cuanto de seductor le prometían su condición social y su preparación profesional.

La escasez de los escritos nos indica que el fue consciente de la edad nueva y de la urgente necesidad de una nueva forma de apostolado, fundada sobre la acción y sobre el ejemplo.

Espiritualidad práctica, por lo tanto, la suya, toda paulina, que bien se refleja en el programa activistico de los tiempos: “Religio est magis vitan quam disputatio” (Erasmo, “Paraclesis en N.T.”).

En la vida se alimentaba en la caridad de Cristo de la que surgían obras siempre nuevas. Si el amor de hijos no fuese un obstáculo, diríamos que sucedió en cuanto el estilo de San Antonio María, aquello que sucedió en cuanto el estilo de San Pablo.

Tanto en el maestro como en el discípulo es lejanísimo el fin literario; y los escritos revelan la ocasión, el poco tiempo que estaba libre y del cual usaba para escribir cartas, fijar algún apunte, donde la idea pensada fuerza, a veces, la expresión de tal manera de hacerla oscura y desordenada.

Antonio Mª Zaccaría estudió filosofía en Pavía, medicina en Padua, pero nada ha quedado en el de la “concinnitas ciceroniana”, o del geométrico lenguaje científico.

El Renacimiento Oficial, con su difundida mundanidad –era la edad del Bembo, del Ariosto, de León X- no nos llevaría a pensar que tal purísima vitalidad cristiana pudiera, entonces, alimentarse en el seno de la Iglesia.

Antonio María lo llamaremos, con palabra moderna, “un puro”; tanto más admirable en cuanto, aún encontrándose, por vocación y educación, en un señorial ambiente humanístico, al compromiso se opone de propósito, afirmando el absoluto valor de la Cruz y de la “Caritas”.

La Religión se había vuelto vida vivida, caridad operante en Él, así como su palabra revela frescura de inspiración, inmediatez de sentimientos y una absoluta sinceridad.

Si el mensaje cristiano, en la interpretación verdadera de sus Santos, es perenne y universal, de evidente actualidad son estos humildes documentos que se colocan en la corriente de espiritualidad moderna, hecha para la vida, para la acción, para el desarrollo cristiano de  los valores humanos y terrestres, tan exaltados en la edad del Renacimiento, así como en nuestros días.

 

                                                                                   P. Victor M. Michelini b.


















































                   
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